Tres veces que llegué tarde por equivocarme de EDIFICIO
Manual del TDAH, volumen 1
Sí, así, como suena. Las personas con TDAH somos expertas en llegar tarde a todas partes. Suelen conmemorarse, de hecho, los días en los que estamos a tiempo donde tenemos que estar. Pensando en cómo obtuve mi diagnóstico me han salido dos o tres temas más para publicaciones de esta sección, Hay una ardilla en mí, que están relacionados porque van sobre la impuntualidad, pero en el mismo post terminarían siendo too much. Así que habrá actualizaciones en esta materia y al final del texto encontrarás una encuesta para ayudarme a saber por dónde tirar 😋 Sin más dilación, ¡comencemos!

1: El miércoles 19 de febrero de este año
Ese día publiqué sobre el binomio fantástico desde la sala de estudios de un centro cultural de Madrid. Suena bucólico (en realidad, no; suena romántico, tal vez): la rata de biblioteca que escribe desde una amplia mesa iluminada con una pequeña lamparita con tulipa alargada verde. Un ambiente cozy y propenso al desarrollo de cualquier idea en formato escrito. Más aún, tratándose de un grupo de amigas que quedan para trabajar juntas en sus proyectos individuales, ¿no? Una tarde tranquila en un entorno tranquilo. Quedan en que se van a ver en la sala, directamente. Excepto porque… la ratita de biblioteca que se ha desplazado desde su ciudad dormitorio al centro se encuentra de repente, con su mochila y su boina verde de escritora bohemia, como John Travolta.
Y comprende que sus amigas no están allí. “No veo la rampa, ¿a cuál te refieres?”. “Espera, estás en la biblioteca de siempre, ¿no?”. Mierda. No, no estaba en la biblioteca de siempre porque la última vez habíamos ido a la sala de estudios del otro centro y mi amiga me había dicho que le gustó más que la otra, en la que yo había estado el día anterior. No habíamos concretado hora ni lugar, simplemente, que nos veríamos en la biblioteca porque habíamos pensado pasar la tarde allí. Y cada una decidió de qué biblioteca se trataba, sin llegar a comunicarlo. En realidad el error fue mío, porque técnicamente yo fui a una sala de estudio, no a una biblioteca; pero quedó como una divertida anécdota. ¿Lo bueno? Que otra amiga que estaba por la zona se vino y estuvimos trabajando juntas (y luego me comí aquel rollo de canela que subí en Notes, que no estaba planeado).
2: Lisboa
Sí, Lisboa, como concepto. Esto fue en 2019. Iba a hacer un curso de fotografía de un fin de semana y había decidido ir un par de días antes para conocer la ciudad mejor. Acostumbrada a salir siempre desde la Terminal 2 de Barajas, Madrid, obvié por completo mirar mi billete. Es más: como era habitual, tampoco había hecho el check-in porque solía hacerlo directamente en las máquinas del aeropuerto. Cuál fue la sorpresa de mi pobre padre cuando, a mitad de camino, le digo que tenemos que ir a la Terminal 4. Como contexto, si no has volado desde o hacia Madrid: las terminales 1, 2 y 3 están juntitas y se puede caminar de una a otra, pero la 4 está en otro punto. Tiene su propia parada de metro y renfe. Y las carreteras para llegar hasta ella… bueno, digamos que si te equivocas en una salida o maps te indica mal (habitual en momentos de prisa), puedes perder un cuarto de hora o más para volver al camino correcto. Total, que mi padre hizo lo que pudo y llegamos justitos al aeropuerto, pero mi tarjeta de embarque no funcionó en la entrada y tuve que localizar a alguien que me abriera. Mi vuelo acababa de salir. No había quedado con nadie, así que técnicamente no llegué tarde… pero perdí una mañana preciosa en Lisboa que me hubiera venido genial. Tuve la suerte de que, al no haber funcionado mi tarjeta de embarque, la compañía me situó en el vuelo siguiente sin ningún coste. Y aprendí una tremenda lección (que sólo he puesto en práctica en viajes, no en la vida en general, como veréis a continuación). Algo es algo.
3: Mi diagnóstico por TDAH
Llevaba mucho tiempo pensando en conseguir un diagnóstico médico de lo que sentía que era evidente en mi vida y que ya me habían evaluado en un gabinete de psicología especializado en TDAH. Conseguí una cita en un hospital de una ciudad cercana porque en la mía la lista de espera era de unos siete meses. Pero aquel día me negué a llegar tarde. Fui en transporte público con tiempo y me presenté en el hospital, metí mi tarjeta sanitaria en la máquina y, oh, chorprecha, no había citas a mi nombre para ese día (ni para ningún otro). ¡Y todavía tuve la osadía de preguntar en el mostrador antes de comprobar la citación! ¿Se puede ver mi nivel de ingenuidad hacia mi propia conducta? Vuelvo a mirar el SMS que me había llegado. La cita era en un centro de salud; perteneciente al hospital, eso sí, pero en la otra punta de la ciudad. Había llegado minutos antes de la hora, puntual y orgullosa de ello, al edificio incorrecto. Me tocó llamar al centro de salud y disculparme, explicando que lo que me había pasado tenía mucho que ver con el motivo de mi consulta, y el médico accedió a verme sin problemas. Como iba con tanta prisa, tuve que ir en taxi y al final me retrasé menos de lo que esperaba (de hecho, podría haber ido en transporte público porque esperé 45 minutos; y no sólo aquella vez por haber sido impuntual, sino todas las que me trataron en ese centro, porque los médicos eran pocos y no daban abasto. Que no deja de ser raro habiendo libertad, ¿no?). Lo bueno es que en esos 45 minutos aproveché para escribir a mano en la carpeta del informe de la psicóloga todos los síntomas y situaciones que podían ser indicativos de un TDAH. El resultado fue, que seguro que os lo preguntáis 🙄… TDAH.
No sé si habéis ido teniendo en cuenta en la lectura los gastos derivados de estos problemitas: que si un taxi, que si el trayecto es más largo (y por tanto más costoso) de lo que esperaba, que si un vuelo que al final no me llegan a cobrar pero hubiera supuesto una buen desembolso… Esto, queridos amiguitos, es lo que se conoce como el impuesto del TDAH. Y sobre él hablaré en otro post 😆 Aprovecho para poner una encuesta sobre los próximos temas de los que hablaré por aquí:
Tengo una duda, querida y saberte diagnosticada te ha servido para algo?
Yo nunca he sido diagnosticada, no me hizo falta, me lo dijo alguien y leí un poco, hice un test y se confirmó,una y otra vez por aquí y por allá y me dió igual la etiqueta, me la quité y seguí siendo yo.
Ahora resulta que me atraen y me gustan los y las escritoras divergentes y con TDH,
No sé si es lo mismo, pero sospecho que si.
En realidad como en soy un cúmulo de cosas que he ido confirmando durante mi vida, zurda, ambidiestra, disléxica, PAS, y ahora TDH.... jajaja 😅🤣 🤣🤣🤣 ya no le doy tanta importancia a nada.
Ahora entiendo porque soy coach de saltos de fé, y escritora.
Así me ordeno y comprendo, perdono y acepto en mi magnitud como Ser perfectamente imperferfecto.
Y de esta reflexión, salió el título de mi tercer libro;
Historias perfectas para Seres Imperfectos
Jajajaja me encanta leerlo como si lo hubiera escrito yo. Algún día tendré que pensar en conseguir un diagnóstico médico, aunque también me ha dicho un psiquiatra que lo dé por seguro 😂 Esto de crear un hilo de miyomásdesastre me encanta, hace que me sienta TAN comprendida jajaja habrá que estar bien atentas para que ese tdahx2 no nos lleve a cafeterías distintas cuando POR FIN ocurra ese coffee 😂